miércoles, 20 de abril de 2011

SOFÍA JIMÉNEZ GARCÍA - Barcelona
Estoy totalmente de acuerdo con la carta de Pere Figueres Plaza del 20/ X/ 2006 con relación a la actitud de muchas abogadas, feministas, y casualmente de la generación de la letrada a la que hace referencia.

Tengo 34 años, de profesión abogada, y siento vergüenza por la actitud de muchas de mis compañeras. Es una realidad que existen letradas que ante un proceso de separación matrimonial aconsejan a las mujeres acusar a sus maridos de malos tratos, sin motivo alguno, para conseguir pensiones más altas y otros beneficios.

Es más, les aconsejan visitar a un psicólogo y estar unos meses bajo terapia, a escondidas de ellos, para en el momento de pedir la separación tener el arma perfecta. El arma más perfecta posible porque ¿qué padre no quiere evitar que sus hijos oigan la palabra maltrato para que no padezcan otro sufrimiento sus hijos, que ya tienen suficiente con la separación de sus padres? Está mal que lo diga una letrada, pero… hecha la ley, hecha la trampa.

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